martes, 29 de enero de 2013

LA CULTURA AFROMEXICANA




El desconocimiento de la gran mayoría de Mexicanos que desconocen las raíces de nuestros pueblos, hispanos, mestizos son comunes para quien los escucha, e inclusive dentro de los libros de texto de primaria y de secundaria, el tema de los Afromexicanos es un tema que no se da a conocer y cuando uno se da cuenta de la existencia de estos mexicanos con raíces africanas, descubrimos “un mundo” de cosas nuevas que nunca habíamos conocido, ni escuchado y mucho menos visto.

Estos mexicanos han padecido innumerables ataques discriminatorios, algunos afromexicanos de Oaxaca que emigran a los Estados Unidos han sido detenidos por las autoridades del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México como fue el caso en que detuvieron a los familiares de Simeón Herrera porque no les creían que fuesen mexicanos. Los cuestionaron, los hicieron cantar el Himno Nacional y hasta que no presentaron su acta de nacimiento los dejaron ir. 


el desconocimiento de la presencia africana en México, a menudo las autoridades mexicanas cuestionan su nacionalidad a las personas de tez negra y cabello rizado, y que decir de los mestizos que discriminan a los “negros” oaxaqueños, por ser una raza a la que ellos ven risible y como si fueran de otro planeta caen en una actitud negativa y hasta fuera de lugar, pues los afromexicanos son nacidos en México y tienen los mismos derechos y las mismas obligaciones que marca nuestra constitución política.

"A muchos los confunden con hondureños por sus características, pero antes que otra cosa, ellos siempre afirman que primero son mexicanos", expresa Martín Alemán, originario de Costa Chica, Oaxaca, en el suroeste de México, una de las áreas más conocidas por su población de origen afromexicano. 


Martín Alemán, quien es primo de mi esposa Rosario Andraca, subraya que no quiere decir que los mexicanos se avergüencen de sus raíces africanas, simplemente es que las desconocen. Agrega que "La extrema pobreza y la falta de educación han contribuido 



TRABAJOS FORZADOS QUE HACIAN

TRABAJO DE ESCLAVOS



Los esclavos se adquirían para manifestar el lujo y la riqueza de una persona pero también para 
servir y trabajar. Esta era su principal función y necesariamente debían cumplirla.

El grupo esclavo que habitaba en las ciudades andaluzas forma en cada una de ellas un subproletariado urbano que encuentra su empleo primario y principal en el trabajo doméstico y secundariamente en los diversos oficios artesanales en funciones de personal auxiliar. Un grupo menos numeroso hallaba su ocupación en los oficios de la construcción, del cuero, de la alimentación y en todos aquellos trabajos considerados viles y despreciables. Era, por tanto, un valioso ayudante en el taller, en la obra, en la carnicería o en una tienda de sayos. Proporcionaba un beneficio más o menos importante al dueño y lograba en muchos casos como recompensa aprender un oficio y por supuesto su actividad le permitía conocer la vida y costumbres de la sociedad urbana en que vivía, que de alguna manera podría facilitarle su integración en la ciudad cuando llegase el momento, si llegaba de ser libre. Es famoso el caso de Juan de Pareja, el esclavo de Velázquez (1), que trabajaba en el taller mezclando colores y aprendió el oficio de pintor sin que su amo se enterara.
Las mujeres especialmente se dedicaban al empleo doméstico. Eran las encargadas de efectuar todas las labores de la casa. Cuidaban además de los hijos e hijas de su amo ejerciendo, por tanto, el papel de nodrizas. Actuaban como criadas sin disfrutar de la condición de libres ni del sueldo que éstas obtenían. Se las mantenía y se las vestía, generalmente con las ropas usadas de su ama. Por otro lado, asistían a su dueña como bordadoras y costureras. En muchas ocasiones los varones también se utilizaban en las tareas domésticas, aunque en menor grado que las hembras. Resultaba más común servirse del esclavo como recadero, aguador o simplemente como mozo del amo que puede mandarle hacer toda clase de cosas.
Según sea la profesión del amo se puede saber el empleo del esclavo. En este sentido, los artesanos que adquirían esclavos lo hacían para que trabajaran como aprendices en sus talleres sin destinarles remuneración por ello. Entre todos los oficios secundarios, son los esparteros los que más frecuentan el mercado de esclavos. De esta manera, los artesanos evitaban la molestia de tener que pagar a trabajadores libres al disponer de una mano de obra esclava que, obligatoriamente, debía serles fieles si querían recuperar algún día su libertad.


Los negros ejercían trabajos de toda índole y los más despreciados socialmente. Negros que arriendan asnos para colocarse como aguadores proveyendo de agua a sus amos, o bien trabajando independientemente con una cuba, son abundantes en esta época. Los esclavos negros, por lo general, son recaderos de su dueño y trabajaban en todos aquellos oficios a que se les destinaban. Así, por ejemplo, los hallamos como grumetes al lado de su patrón, que suele ser un maestro o un piloto.
En el mercado de Sevilla había muchos esclavos que vendían toda clase de artículos alimenticios, especialmente vinagre y pescado. Con frecuencia aparecen también en los protocolos notariales esclavas que practicaban la prostitución, comerciando con sus cuerpos y exponiéndose a las iras del amo que las repudiaba entregándolas a la justicia. En algunos contratos de compra-venta se suele indicar con toda claridad que la esclava es prostituta para que el nuevo dueño lo sepa. A juzgar por el número de hembras esclavas que se encontraban detenidas en la cárdel del concejo de Sevilla, no es de extrañar que la prostitución estuviese bastante extendida entre la población esclava, y sobre todo entre las mujeres esclavas que han sido liberadas y no han podido colocarse.
Por lo que se deduce del manual del confesor llamado del "Perfeto Confessor..." (2), algunos dueños de esclavas debían prostituirlas para obtener ganancias extras. La Iglesia castiga entonces al amo con el máximo premio para un esclavo, la libertad:

HISTORIA DE LOS AFROMEXICANOS

 LA ISTORIA DE DE LOS AFROMEXICANOS



El Mes de la Historia Afroamericana (African American History Month), que se celebra en Norteamérica durante todo el mes de febrero, tiene como propósito el reconocimiento de los logros y contribuciones alcanzados 
por los negros en los Estados Unidos. Esta fecha se instituyó en febrero del año 1926, por el doctor Carter G. 
Woodson y otros eruditos de esa época. Inicialmente era sólo una semana dedicada a la Historia Africana, 
habiéndose seleccionado la segunda semana del mes de febrero.  
Posteriormente, en el año 1976, esta semana se amplió a un mes, por lo cual desde el primero de febrero empiezan las celebraciones, que concluyen el 28 de ese mismo mes. A lo largo del mes, tienen lugar en todo el 
país una gran variedad de programas históricos y educativos, así como eventos que conmemoran y realzan las 
contribuciones de los grandes líderes afro-americanos. La razón por la cual se escogió el mes de febrero para 
tan importante celebración, es porque fue durante ese mes que nacieron dos importantes hombres para la 
lucha del negro en los Estados Unidos. Abraham Lincoln, el día 12, y Frederick Douglas, de quién se dice que 
nació aproximadamente el día 14, hasta ahora no se ha podido determinar a ciencia cierta el día exacto de su 
natalicio. El doctor Carter Woodson, promotor de esta celebración, nació el 19 de diciembre de 1875 y falleció 
el 3 de abril de 1950. Era hijo de James Henry Woodson y Eliza Riddle Woodson, quienes habían sido esclavos, 
pero que después de la guerra civil de los Estados Unidos, alcanzaron su libertad. 


LENGUAGE DE LOS AFROMEXICANOS



En México la llamada tercer raíz de nuestro mestizaje ha permanecido en el olvido por muchos siglos, nos referimos a la raíz africana. Las otras dos raíces son más conocidas, la española y la indígena. Ha sido hasta hace unas décadas que se ha fundado un museo en Veracruz, la Costa Chica del estado de Guerrero y en Oaxaca, se han realizado exhibiciones fotográficas, encuentros y publicaciones en revistas, periódicos y blogs en el internet acerca del legado africano en México.
¿Sabía usted que el primer presidente de México, Guadalupe Victoria era de ascendencia africana?
¿Sabía usted que no solamente la población afromexicana estaba en Guerrero principalmente sino también entre mineros de Guanajuato y que había corridos sobre afromexicanos?
De hecho, durante la era colonia había más africanos que europeos en México, de acuerdo al libro de Aguirre Beltrán titulado “La Población Negra en México” publicado en 1946.

Los primeros luchadores de la Independencia fueron los indios, los mestizos y los mulatos. Uno de los principales líderes del movimiento independentista , José María Morelos y Pavón era mulato o de ascendencia africana como Vicente Guerrero, el segundo presidente de México quien abolió la esclavitud en 1822.
Contrariamente a las creencias populares, los afromexicanos no se quedaron en el sur de la república sino que emigraron por todo México donde trabajaban en la minería, la industria textil, en los ranchos, en la pesca y la agricultura. Los negros en México no solamente eran esclavos. Muchos fueron exploradores y co-fundadores de asentamientos tan al norte como Los Angeles, California y en otras partes de los que es actualmente el Sureste de los Estados Unidos.

martes, 22 de enero de 2013

LA CULTURA AFROMEXICANA



LOS AFROMEXICANOS

En México los asentamientos más conocidos de afrodescendientes se ubican principalmente en las regiones de la Costa Chica de Guerrero y Oaxaca , en la región centro-golfo del estado de Veracruz, la Costa Grande de Oaxaca, la región de la Tierra Caliente en Michoacán, en los Altos y el istmo-costa en Chiapas, en el estado de Quintana-Roo, así como en el municipio de Múzquiz en el estado de Coahuila.1Hernández-Diaz afirmó sobre los mismos que: "es fácil afirmar que en México existe un grupo de personas que son descendientes de las poblaciones que fueron traídas del continente africano o de otras partes del llamado Viejo Mundo, lo que es complicado es su identificación, no es posible afirmar con certeza quiénes son y dónde están."2La estimación de los especialistas sobre el tamaño de la población afromexicana en laCosta Chica es de 15.000 a 50.000 en el Estado de Guerrero y unos 35.000 en el Estado de Oaxac

 LA ETNIA AFROMEXIACANA


La historia de nuestros pueblos y su cultura, los de la Costa Chica de Guerrero y Oaxaca, es nuestra historia escrita por otros, los extraños, los extranjeros, losfrasteros[1]. Por eso es una historia ajena y, muchas veces, espuria o basada en concepciones determinadas de antemano. La ausencia de una historia propia tiene como una de sus causas la falta de escuela, la ausencia de instrucción; hasta hace poco tiempo ha privado la supremacía de la tradición oral por encima de la escrita. Todavía existen en la Costa Chica personas que ni siquiera conocen su fecha de nacimiento, ni siquiera el año en que nacieron o la edad que tienen. La historia y la cultura nuestras han sido contadas e interpretadas por otros. Ni siquiera importa si esas versiones y esas interpretaciones son o puedan ser verdaderas, sino que son ajenas: corresponden a una visión y una intención distintas. Por otra parte, las pocas veces que escritores costeños han escrito sobre ellas, prefieren privilegiar la anécdota y lo banal, antes que la historia fundada en datos y documentos o la reflexión autónoma sobre el ser y el pensar propios, aunque existen excepciones.1966 es un año que divide en un antes y un después la vida de nuestros pueblos; en ese año se inauguró la carretera que comunica a Acapulco con Pinotepa Nacional (y hasta Puerto Escondido), a Guerrero con Oaxaca, y que permitió mayor velocidad en el traslado de personas y transporte de los productos agrícolas y ganaderos producidos en la región. Si bien es cierto que el objetivo central del gobierno de la República era “construir una red de carreteras que facilite el cultivo de las zonas más fértiles, y ampliar y abaratar el crédito agrícola a ejidatarios y pequeños propietarios para incrementar las áreas cubiertas de oleaginosas y maíz[2]”, para lo cual habían “proyectado un programa funcional de caminos que liguen zonas agrícolas, mineras y turísticas[3]”, la carretera sería una vía de comunicación en muchos sentidos, resaltando entre ellos el relacionado con el espíritu y el conocimiento, con la cultura, estimulados a través de la educación y los centros de enseñanza, las escuelas, y con ellas la escritura y la lectura, la cultura escrita y asentada. En una de esas, en Cuajinicuilapa, por ejemplo, el nombre regional del pueblo dejó de ser Cuijla y se convirtió en Cuaji, dado que los señalamientos y anuncios en la carretera se referían a Cuajinicuilapa y, por si eso no bastara, la documentación burocrática empezó a abundar; de allí al apócope transcurrió poco tiempo. Hoy en día sólo algunas personas nostálgicas o muy viejas y uno que otro libro prefieren utilizar el antiguoCuijla. Nos estamos civilizando.“Sólo se buscan quienes no se encuentran”, escribí hace tiempo. Y el costeño se encuentra, se ubica, se acomoda en ciertos modelos, muchos de los cuales ha contribuido a construir y mitificar a lo largo de incontables años inmemoriales. “Soy el negro de la Costa/ de Guerrero y de Oaxaca./ No me enseñen a matar/ porque sé cómo se mata,/ y en el agua sé lazar/ sin que se moje la reata[4]”, compone y canta Álvaro Carrillo a mediados del siglo veinte. Con la electrificación de la zona y el uso de aparatos electrónicos para reproducir la música en formatos accesibles al público (discos 45 rpm, LP y cassette), a fines de la década de los sesenta, en la de los setenta y hasta principios de los ochenta se difunde y populariza esta chilena. Se convierte en una especie de himno regional. Es común que los varones quieran ser el negro de la costa, a quien nadie puede ni debe enseñar a matar porque domina esa actividad con suficiente maña, el que es diestro en las suertes de la vaquería y la charrería, quien es galán de las negras bonitas. “Cierto que echo mis habladas,/ pero Sóstenes me llamo./ A mí nadie me hace nada,/ como quiera yo las gano,/ y no hay ley más respetada/ que el machete entre mis manos”, enuncia, declara y reta el negro de la costa por boca de Darvelio Arredondo, un tanto fanfarrón, lo reconoce, peroimplacable en el combate[5], dueño de la ley, la ley él mismo, sobre todo si tiene un machete y con él amenaza o pelea, y mata. No es casual que se utilizara el primer verso de esta chilena para poner título a un fonograma de “música y poesía afromestiza de la Costa Chica”: me refiero a “Soy el negro de la Costa…”, publicado en 1996 por el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes y el Instituto Nacional de Antropología e Historia, cuyas “notas, comentarios a los ejemplos musicales, fotografías de portada e interiores y grabaciones de campo” estuvieron a cargo de Gabriel Moedano Navarro, quien estudió las manifestaciones culturales de la zona desde mediados de la década de los sesenta. En materiales como éste se manifiesta la ambigüedad que recorrerá y recorre los estudios sobre afromexicanos en el país: verlos oscilar entre negros y mestizos, aunque a este último concepto frecuentemente se le anteponga el prefijo afro para señalar el origen de la tercera raíz constituyente de lo mexicano, la africana.


TRAFICO DE ESCLAVOS


Al llegar los españoles al Valle de Oaxaca, aprovecharon para el beneficio de la Corona, las formas de explotación de la mano de obra que persistía en la región, continuando con la esclavitud, el tequio (servicio no-remunerado), servidumbre para la nobleza y desde luego el cobro de tributos a través de los cacicazgos que se encontraban establecidos en la región de los Valles Centrales.
Los esclavos eran ocupados lo mismo para la realización de servicios como sirvientes personales o domésticos, pero sobre todo para la realización de trabajos más pesados en las plantaciones agrícolas o en las explotaciones mineras. En la década de 1520 a 1530, el interés económico principal del conquistador Español, fue la explotación de las minas de oro, a donde destinaban fundamentalmente a los esclavos indígenas, en la zona de Etla se extraía el oro mediante lavaderos hasta el año de 1540, pero la mayor parte de las explotaciones mineras, se realizaron fuera de la región de los Valles Centrales, específicamente en la región serrana zapoteca y en la zona mixe, que se localizan en la parte noreste del Valle, habiéndose establecido la población española de San Ildefonso Villa Alta como importante centro de operaciones de los mineros españoles, que en esos años eran los encomenderos.
Se sabe que antes del restablecimiento de Antequera, en 1529, Fernando Cortés, contaba con más de 500 esclavos indígenas, provenientes de los pueblos de Cuilapam, Etla, Huajolotitlan y Villa de Oaxaca, extrayendo oro en las zonas montañosas. Durante la administración del primer Alcalde Mayor de Antequera, Don Juan Peláez de Berrio, el negocio de los esclavos se desarrolló con bastante éxito, siendo poseedor él mismo de hasta 400 esclavos que estaban destinados a trabajar en las minas zapotecas.
Desde un principio la explotación de las minas fue un trabajo para esclavos, indios o negros, llegándose a instaurar el otorgamiento de licencias especiales que eran autorizadas por la Audiencia, en las que se estipulaba de manera legal cuantos esclavos podían ser adquiridos, mismos que eran marcados por el Alcalde Mayor en la cara, para su identificación como tales, prohibiéndose al amo su separación de la encomienda o que los vendiera a otra persona; lo anterior motivó distintas formas de resistencia indígena, al oponerse mediante las armas o bien emigrando hacia refugios lejanos, en cuevas y bosques, para escapar de la esclavitud forzada, ejercida por los conquistadores.
Los esclavos indígenas llegaron a constituir la fuerza de trabajo principal que hacía operar las explotaciones mineras, siendo a partir del año de 1529, cuando comienza a observarse la presencia de esclavos traídos del Continente Africano, mismos que eran más apreciados por los españoles por su fortaleza física; después de la década de 1540, la importación de esclavos negros se incrementó en la región del Valle, pero nunca llegó a crecer de manera considerable, generalmente estos no fueron enviados a la explotación de las minas, sino se destinaban a los trabajos de ganadería y a la operación de los ingenios azucareros; en el caso de esta región, la mayor parte de los esclavos negros estaban destinados a las tareas de servidumbre en las casas de los españoles que radicaban en Antequera, por lo que negros y mulatos siguieron siendo durante la colonia, trabajadores urbanos, dedicados a los servicios domésticos.
El comercio de esclavos en el Valle de Oaxaca, tuvo su etapa más álgida de 1520 a 1530, destacando los años de 1529 a 1531, cuando el Oidor Diego Delgadillo, hermano del Alcalde Mayor Peláez Berrio, regenteaba una importante red de trata de esclavos cuya ruta iba de la población de Tepeaca (Puebla) hasta Guatemala, pasando por la ciudad de Antequera, que en ese entonces era una estación muy importante para este tipo de tráfico, aprovechado esto por el referido Alcalde Mayor para intercambiar aceite de olivo, vinos, herramientas, ropa y otras mercancías, por oro y esclavos en Chiapas y Guatemala.
Fue por el año de 1538, cuando la Corona Española autorizó que una vez al año se efectuara una fundición de oro en Antequera, ya que anteriormente se debía efectuar dicho proceso hasta la ciudad de México; posteriormente en 1644, los lavaderos de oro de Etla quedaron agotados, por lo que la actividad minera del Valle volvió a resurgir con el descubrimiento de las minas de la zona de Chichicapam.
La minería tuvo un importante auge y representó el medio de subsistencia para numerosas familias del Valle, por lo cual en el año de 1643, se instauró una práctica de compra-venta de indígenas para trabajar en las minas mencionadas, dándose el caso de personas que obtenían su sustento de realizar el comercio de esclavos indígenas.
Algunos estudiosos consideran que la esclavitud de los indígenas en la región de los Valles Centrales de Oaxaca, no fue tan prolongada como en otras regiones de la Nueva España, debido a que en esta región, el conquistador experimento una mayor eficacia en el aprovechamiento de las formas tradicionales de organización para el trabajo, que los pueblos indígenas de esta región sostenían, para alcanzar el mayor éxito económico en sus explotaciones.



LA TRATA DE ESCLAVOS



Teniendo en cuenta el desarrollo posterior, es sorprendente que falte en la lista de mercancías que formaban el primitivo comercio de Guinea los esclavos. En Guinea existían, por supuesto, esclavos domésticos, sobre todo en las comunidades más desarrolladas, que trabajaban como sirvientes y obreros agrícolas de los reyes y otros personajes importantes, y, sin duda, los cargadores de las caravanas comerciales eran también esclavos. Pero parece que el comercio de esclavos, por lo menos en gran escala, se desarrolló posteriormente. Las referencias a la exportación regular de esclavos negros al norte de Africa, muchos de los cuales deberían proceder del sur del Sudán, no aparecen en las fuentes árabes hasta el siglo XII, aproximadamente. Parece que este comercio se extendió solamente después de la expansión del Islam en el Sudán occidental, que siguió a la conquista de Ghana por los almorávides. Es evidente que el comercio de esclavos a gran escala adquirió importancia en las costas de Guinea sólo cuando crecio la demanda europea, a partir del siglo XVI. Sin embargo, las demás ramas del comercio estaban ya muy desarrolladas cuando los europeos llegaron a la costa.

TRABAJOS QUE REALIZABAN


Depende de la época! Pero básicamente siempre hicieron lo que les ordenaron, ya que los amos de los esclavos, los que los compraban, eran literalmente sus dueños, y podían obtener de ellos lo que deseen. En Grecia, por ejemplo, hacían todas las tareas; en América los esclavos que se trajeron de África se dedicaron primero a la minería y luego a las tareas agrícolas en las plantaciones, y también en el servicio doméstico. Actualmente la esclavitud está muy ligada a la prostitución forzada. Por eso, el tipo de trabajo varía, lo que se sostiene es la condición de esclavo. saludos!